miércoles, 30 de noviembre de 2011

Regeneración política y personal.

Con el resultado obtenido en las últimas elecciones generales por el P.S.O.E. ya van dos derrotas abrumadoras seguidas en las urnas, siendo la anterior y primera en las elecciones municipales de mayo pasado, sin que en la cúpula dirigente del Partido Socialista se tomen decisiones drásticas que afecten a todos los sectores del mismo.
No parece que tamañas derrotas sean responsabilidad de nadie dentro del partido, antes más bien la responsabilidad habría que buscarla -según ellos- fuera de él, y si se busca en el ámbito de lo abstracto mejor, pues de ese modo no afectará a persona alguna. Así, el culpable sería la "crisis económica internacional" o "los mercados financieros internacionales" o "el hombre del saco".
Pues bien, ya va siendo hora de que entre la cordura y la sensatez en los cuadros dirigentes de dicho partido y empiecen a asumir esas responsabilidades que les corresponden.
Los votantes del P.S.O.E. han perdido la confianza en este partido y ello no se debe sólo a los recientes batacazos electorales, pues a mi juicio todo comenzó cuando, por mor de esa crisis que nos venía de fuera, aunque agravada en este jodido País debido a las peculiaridades de nuestra economía, más importante desde siempre a procurar el pelotazo rápido que a consolidar los cimientos de un eficiente sector productivo industrial; el gobierno del Sr. Rodríguez Zapatero decidió deshacer todo lo andado en la primera legislatura en materia de políticas sociales y acometer reformas laborales, sociales y financieras, con la buena intención de salvar al país de la susodicha crisis, y que no figuraban en el programa electoral para el que se nos había pedido esa confianza en las elecciones generales de 2008.
No debió seguir por ese camino. Debió dimitir y convocar elecciones anticipadas y presentar, él u otro si él no se veía capaz, un programa electoral más adecuado y con las medidas más eficaces para atajar la crisis que a empezaba a golpearnos. Al no actuar de ese modo hizo posible el brote del germen de la desconfianza tanto hacia sí mismo como hacia el gobierno que presidía y, por ende, hacia todo el P.S.O.E., fuera donde fuere donde estuviere gobernando.
A partir de ahí todo fue a peor, pues las diferentes medidas que se adoptaban por el gobierno socialista del Sr. Rodríguez Zapatero para atajar la crisis nunca fueron efectivas, siendo el resultado siempre más desempleo y mayor estancamiento de la economía y mayores problemas de financiación y más endeudamiento internacional, lo que redundaba en más desconfianza que aprovechaban los partidos políticos de la oposición para meter cizaña, sobretodo el Partido Popular que pescaba en río revuelto.
Y toda esa desconfianza, sumada a la persistencia y agravamiento de la crisis, con la economía en franca recesión, cinco millones de parados y unas perspectivas de futuro perdidas en la densa niebla de la desesperanza fue la causante de las sendas derrotas electorales sufridas por el P.S.O.E.
Por todo ello, esta situación no puede seguir así, pues si no se actúa de inmediato, el P.S.O.E. está abocado a su perdición, siendo necesario e imprescindible que se produzca una regeneración ideológica del partido socialista obrero español, volviendo a recuperar las políticas socialistas y progresistas olvidadas, abandonando, de una vez por todas, la deriva neoliberal en la que se hallaba embarcado al impulsar políticas mercantilistas y conservadoras que no le corresponden por su definición como partido socialista de izquierdas.
Para ello es necesario el cambio de individuos en todos los cuadros del partido, desde la Secretaría General de la Ejecutiva Nacional hasta el último de los secretarios de las agrupaciones locales, pues los que ocupan hoy tales puestos están todos demasiado ligados a la figura del Sr. Rodríguez Zapatero.
Es necesario encontrar nuevas caras capaces de convencer al electorado leal y al perdido, con proyectos sociales más próximos al pueblo llano que es el que sufre a la postre, siempre, las consecuencias de todas las crisis.

Elecciones 'Generalíiisssimas' 20-Noviembre

El pasado 20 de noviembre, domingo para más señas, como siempre, fuimos convocados por nuestra 'clase política dirigente' para decidir, mediante nuestro voto, a quién queríamos de entre un elenco de prohombres de la política patria para la gobernanza de esta nuestra piel de toro ibérica durante los próximos cuatro años.
Los que nos habían convocado para tan feliz acontecimiento, esto es, el gobierno del Sr. Rodríguez Zapatero, del P.S.O.E., se habían visto obligados a ello y adelantar las elecciones -pues no tocaba hasta la primavera del año próximo- a causa de la dramática situación propiciada por la pertinaz crisis económica y laboral en la que se veía inmersa España.
Siendo honestos hemos de reconocer que el origen de este drama económico no fue a causa de las políticas sociales impulsadas por el gobierno socialista del Sr. Rodríguez Zapatero en su primera legislatura, aunque sí -en parte- por la profundidad y persistencia de la misma, como consecuencia de la falta de respuesta inmediata, en primer lugar al no reconocer la crisis cuando ésta se iniciaba, y de la falta de rigor y la extraordinaria confusión en la aplicación de medidas efectivas para afrontarla, posteriormente.
Cuando, tras el recuento electoral, nos dieron a conocer los resultados, pudimos constatar que este jodido país había votado mayoritariamente al Partido Popular (lo que ya habían predicho las encuestas en el desarrollo de la campaña electoral con insistencia), logrando una apurada mayoría absoluta, con el consiguiente hundimiento del P.S.O.E. (al que se había hecho responsable de la crisis económica y, por ende, del brutal aumento del paro) y, además, la reaparición de otros partidos políticos con menor representación.
Por consiguiente, se confirmaba, este jodido país no es que daba un decidido paso a la derecha, es que daba un triple salto mortal con varios tirabuzones hacia políticas conservadoras inconcretas y deliberadamente ambiguas, promovidas por el Partido Popular durante la campaña electoral, con el único objetivo de conseguir capitalizar el descontento de la ciudadanía, pero sin concretarlas para evitar perder ese apoyo.
De este modo, el Sr. Rajoy -candidato a Presidente del Gobierno por el Partido Popular- consiguió no sólo mantener a los suyos (a la vista casi innecesario dada la fidelidad del electorado conservador), sino arañar un buen puñado de votos de aquellos que han creído los cantos de sirena de los prohombres de la derecha española, a los que se les llenaba la boca responsabilizando al gobierno del Sr. Rodríguez Zapatero y al P.S.O.E. de todos los males de la sociedad española y asegurando que disponían de la fórmula secreta y milagrosa que sacaría al país de sus pesadillas económica, social, laboral, financiera, etc., en cuanto fueran gobierno.
Desde luego lo que hemos podido ver en este jodido país, antes, durante y después de las elecciones generales -bien llamadas "generalísimas" por analogía con la fecha en la que se han celebrado, el 20 de noviembre-, no se ha visto nunca; tal es exigir el voto para el P.P. más por desahuciar del gobierno al P.S.O.E. por 'incompetencia flagrante' que por convencer al electorado con ideas o proyectos concretos para atajar la crisis económica, laboral, financiera, etc.
Por tanto, el Sr. Rajoy ha conseguido su mayoría absoluta con la que podrá gobernar sin oposición firme, piénsese que el P.S.O.E. entra ahora en una dinámica de regeneración política y personal que le llevará un tiempo, y que la suma de los demás partidos, aunque algunos de ellos posean grupo político propio, como es el caso de Izquierda Unida liderada por Cayo Lara, o C.i.U., P.N.V., etc., no supondrán más que un incordio momentáneo del que se liberarán con un simple manotazo como si de un molesto mosquito se tratare, y así tendrá las manos libres para aplicar las medidas que determinen los grandes poderes financieros, la gran banca y las multinacionales internacionales, a las que este hombre y su gobierno (cuando lo designe) va a defender con inquebrantable devoción, toda vez que son los que le auparon y ahora mantendrán en el puesto que va a ocupar, Presidente del Gobierno de España.
Felicidades, Sr. Rajoy, consiguió lo que quería.
Mis condolencias a los demás, pues nos tocará sufrirlo durante bastante tiempo.

Regreso por los nuevos tiempos.

Hola, amigos, dado que, como resultado de las pasadas elecciones generales del pasado 20 de noviembre, parece que han dado comienzo "los nuevos tiempos", me propongo, y para ello reactivo este blog, comentarlos del modo más crítico que mi natural carácter me permita, aunque no aseguro que sea capaz de evitar que, en alguna ocasión, aparezca algún exabrupto.
Bien, dada la hora, y como quiera que debo madrugar para trabajar, prometo iniciar tales comentarios a partir de mañana.
Saludos a todos.